Un siniestro de tránsito ocasiona por si solo un colapso en la vida de los participantes, lo que genera en materia de presencia de efectivos policiales, cuerpo inspectivo, ambulancas, más los eternos curiosos que se acercan a preguntar que pasó.
Si a ese caos circunstancial le sumamos la presencia de un equino, pasa a ser una postal dantesca.
El animal muy tranquilo, a paso cansino, seguramente agobiado por el calor del mediodía, circulaba libremente por Viana de norte a sur, desentendiéndose de todo lo que estaba pasando pero lo que es peor, dificultando aún más el tránsito de quienes acertaban pasar por el lugar.
Basándonos en la ley de tenencia responsable de animales, la pregunta surge por decantación…..¿y los dueños?