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Las siete plagas de Lima

PorDaniel Caiazzo

Ene 18, 2016

yosiSegún el libro del Éxodo, cuando los israelitas se hallaban esclavos en Egipto, Dios encomendó a Moisés la misión de liberarlos. Pero como el faraón se negaba tenazmente a dejarlos partir, Moisés desencadenó una serie de diez plagas sobre el país. Éstas fueron: el agua del Nilo convertida en sangre, una invasión de ranas, el ataque de mosquitos a hombres y animales, los tábanos que hicieron estragos, la muerte del ganado, úlceras en hombres y animales, caída de granizo que destruyó los cultivos, una plaga de langostas que atacó la vegetación, las tinieblas que oscurecieron el sol, y finalmente la muerte del hijo mayor de cada familia egipcia (Ex 7-11). Semejantes calamidades terminaron doblegando al faraón, que finalmente dejó salir a los hebreos.
Hasta la primera mitad del siglo XX el episodio de las plagas, tal como figura en la Biblia, era considerado un hecho histórico. Algunos las explicaban diciendo que había sido una intervención milagrosa de Dios, otros que fueron cataclismos naturales frecuentes en Egipto. Pero sucesos históricos al fin.
Esto hace referencia exclusivamente a un hecho histórico religioso, discutible, ya que en algunos de los casos que se menciona, no puede comprobarse de que efectivamente hayan sucedido.
Ahora bien, traído este tema a la actualidad cercana, a la realidad de todos los días, bien podríamos decir que el intendente Lima está sufriendo sus siete plagas.
Basta repasar los últimos acontecimientos como para pensar que jamás un intendente, tuvo tantas cosas en contra como el actual.
Una intendencia desfinanciada, pozos y basura por todos lados, créditos cerrados, tres inundaciones, amenaza permanente de casos de dengue autóctono y ahora, para completarla, emergencia sanitaria por 180 días a raíz de la leshmaniasis.
Si alguien deseara maldad a otro y si efectivamente esto fuera una suerte de pasada de factura de un ser superior para quienes hacen o dicen algo que no cobija la estabilidad del colectivo, nunca le saldría tan bien.
A todo ello y con este panorama, los que más sufrimos las consecuencias somos los salteños que vemos que ante una emergencia, surge otra, y otra, y otra, y la gestión, la que todos esperamos por ese bien colectivo, se sigue demorando.

Daniel Caiazzo