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Iemanjá llegó para quedarse

PorDaniel Caiazzo

Ene 20, 2016

ofrendas(Escribe: Pai Jorge de Ogum. Nación Jeje Vodum Nago). En nuestra primer entrega hacíamos referencia al origen de Iemanja (orixa africano) y relatábamos  una de las tantas historias que envuelven a quien es considerada la Madre de los Orixas.

Para muchos es a través de Iemanja que los cultos y rituales Afro-Umbandistas toman estado publico permitiendo a la comunidad toda observar o ser partícipe directo de una cultura milenaria nacida en el Africa y traida hasta nuestro continente por esclavos,quienes «arrancados» de su tierra natal traen consigo su creencia y Fe.

Años pasaron para que  Iemanja calmara su ira, años pasaron para que Iemanja escuchara los ruegos de quienes azote mediante pedÍan por su liberación.

A mediados del Siglo XX, algunos cultos afro-brasileros fueron bajando desde Bahía, instalándose en Río de Janeiro y luego en el sur de Brasil, atravesando las fronteras para comenzar a instalarse también en nuestro país. “En las localidades brasileñas fronterizas con el Uruguay (Quaraí, Livramento) ya revestía importancia la presencia de locales del culto Umbanda conocidos localmente como «terreiros» o «caboclos» en los finales de la década de los años 50. En los comienzos de la década siguiente, ya existían algunos locales aunque pocos en Montevideo”, establece Renzo Pi Hugarte en “Cultos de posesión y empresas de cura divina en el Uruguay”.

La libertad de culto establecida por la constitución nacional fue un factor que favoreció el desarrollo de estas religiones, que logrando en Uruguay una legitimidad social.

El día de Iemanjá, comenzó a tomar las características de gran fiesta pública después de la dictadura. A partir de 1987 se ha podido notar un explosivo crecimiento de estas manifestaciones reigiosas según lo afirma  Pi Hugarte.

La religión Umbanda,de origen brasilero,sincretista y con raíces africanas, toma a Iemanja para que sea ésta la que comande las falanges de caboclas (espiritus de indias),cuya función es la de limpieza espiritual.

 Iemanjá, la madre de todos los orixás, comanda las energías de los ríos, arroyos, océanos, lagunas, cascadas. Todos los lugares donde la naturaleza se haga presente con el elemento que representa a Iemanjá. En esos lugares las caboclas juntaban el agua que bebían, que cocinaban, que se bañaban. Caboclas que a veces vivían cerca de una corriente de agua, pero a veces no. La mujer integrada a la sociedad de las tribus o grupos amerindios era la encargada en el contacto con el agua. Muchas de las entidades que pertenecen a la cultura de los amerindios están integrados sus nombres a la ley de Umbanda. El nacimiento de Umbanda, para unos como bandera de los pobres, negros, zambos, mulatos y desposeidos; para otros, el nacimiento de Umbanda como respuesta religiosa para guardar las culturas tradicionales afroamerindias. Iemanjá, el orixá de Abeokutá en Ibadán (Nigeria), «la madre cuyos hijos son los peces», es transformada hasta en el color de su piel, volviéndose más tupí-guaraní. Sus cabellos dejan de ser como en Africa para transformarse en lacios, pero negros. Y el cuerpo de la madre que amamanta hijos, que es fecunda, se transforma en una escultural e imperceptible sirena que no se le ve la cola de pescado como la ostentan los bahianos, sino que es un vestido celeste, que parece ser la bruma del mar, pues este se confunde con las aguas de donde ella emerge. Iemanjá en Umbanda es la cabocla protectora, guardiana de las otras caboclas como las Yaras, las Oxum, las Sereias. Todos los mares del mundo son de Iemanjá y en ese peregrinar que ella tiene, llegó al Rio de la Plata para no irse mas. Por que no le fue tan fácil quedarse, por que sus hijos y sus fieles tuvieron que luchar mucho para que se le respetara por que sus hijos y sus fieles la llamaron tanto por que la necesitaban y le imploraron tanto por que la querían. Y ella escuchó a sus hijos y a quienes la quieren y se quedó.

El fundamento de la religión de Umbanda nos indica que las mães de agua llegan para retirar toda carga espiritual y emocional que se encuentre en el recinto.

 El escritor  brasileño Jorge Amado y dice lo siguiente:

«Iemanjá de los cinco nombres

Iemanjá, que es la dueña del muelle, de los aveiros, de la vida de sus hombres, tiene cinco nombres, cinco nombres dulces que todo el mundo conoce.

Se llama Iemanjá, siempre se llamó así y ese es su verdadero nombre, de dueña de las aguas, de señora de los océanos.

Pero a los canoeros les gusta llamarla Janaína, y los negros, que son sus hijos predilectos, que danzan para ella y la temen mas que todos, la llaman Inae devotamente o, en sus súplicas, la Princesa de Aiocá, reina de esas tierras misteriosas que se esconden en la línea azul que las separa de las otras tierras. Y las mujeres del muelle, que son simples y valerosas, Rosa Palmeirón, las mujeres de la vida, las casadas, las muchachas que esperan novio, le dicen Señora María, por que María es un lindo nombre, el más lindo de todos, el más venerado y se lo dan a Iemanjá como un regalo, como si le regalaran una caja de jabones a su piedra del Dique.

Ella es una sirena, es la madre del agua, la dueña del mar, Iemanjá, Janaina, la Señora María, Inae, la Princesa de Aiocá.

Ella domina los mares, ella adora la luna, que viene a ver en las noches sin nubes, ella gusta de las músicas de los negros.»