El difícil arte de ser mujer….

Vanessa Pintos, al cumplir 16 años, decidió enfrentar su condición de mujer ante su familia, logrando de alguna forma liberal lo que su cuerpo desde siempre le indicaba.

Desde el año pasado cuenta con la cédula de identidad real y en entrevista con este medio, reconoció que aún la comunidad trans enfrenta mucha discriminación y el conseguir trabajo las obliga a dedicarse a ser trabajadoras sexuales.

Vanessa dijo a este medio que «me costó decirle a papá mi condición pero mi mamá y mi hermana mujer mucho tuvieron que ver en aceptarme. Mi cédula es de mujer desde el año pasado, desde el 17 de setiembre del 2015. Soy activista desde hace seis años y en la actualidad en Salto hay alrededor de 65 chicas trans y en el Uruguay por los últimos datos que tuvimos, serían unas 8.000».

Reconoció ser discriminadas «verbalmente. Las palabras a veces duelen más que los hechos y es a todo nivel. Esto pasa en todo el país pero existen realidades en otros departamentos en donde las personas LGBT son más reconocidas por lo que son como personas».

Busca trabajo, «llevo currículum, presento, pero no nos ven como personas. He llegado a tener entrevistas laborales luego de la primera etapa, cumpliendo con todos los requisitos, pero al final dicen, escuchamos para elegir el personal y ahí se termina. Muchas veces me pasó eso. Llega un momento en que uno dice que no quiere saber nada y en lo único que terminamos es en la prostitución. Yo soy trabajadora sexual, hay muchas que dicen que no lo hacen y en la noche aparecen».

Esa vida en la noche, lleva a tener inconvenientes, «estamos solas, sin protección, cada tanto pasa un patrullero pero las situaciones las tenemos que manejar solas. La competencia en la noche se da entre las chicas trans y no con las mujeres trabajadoras».