(Escribe: Pablo Villaverde). Todos los años se dice “este año el Carnaval estuvo peor que nunca”. Y así se dice y viene sucediendo desde hace más de cien años. Los carnavales se suceden con altibajos, unas veces priman – según las épocas- los bailes de carnaval, otras los corsos. Es cierto que la animación era mayor en aquellos tiempos de serpentina y papel picado, esporádicamente con la aparición de los “pomos” y cuando nuestros corsos iban “desde Paris Londres (Soca y Uruguay) hasta la Intendencia”.
En los últimos años del Siglo XIX los corsos giraban entre calle Uruguay y Daymán (Artigas), entre Plaza y Plaza. Las tardes eran brillantes con carruajes llenos de señoritas de nuestra alta sociedad, unas de fantasía, otras de particular arrojando y recibiendo serpentinas, rivalizando los caballeros en sus punterías con los rollitos deslizantes de las largas tiras de papeles de colores. Las comparsas eran las principales animadoras. Y así aparecieron: “los Dominó Rosa”, “Los Negros Unidos”, “Los Negros Moros”, “Los Negros Misteriosos” y “Los Marinos Uruguayos”. La banda del “Siamo Diversi” encabezo por muchos años los desfiles carnavalescos. El último día de carnaval el desfile se hacía solo por calle Uruguay. Por su parte, por la noche los clubes sociales realizaban sus bailes. Los clubes “casino Social Uruguayo”, “Los Vascos Industriales”, “La Unión de Artesanos” y la propia “Siamo Diversi” rivalizaban en sus bailes de alta sociedad. Los bailes más populares tenían lugar en algunos “salones” y en el propio Teatro Larrañaga.
Fuente: “Crónicas de antaño” – Arturo Aníbal Gagliardi – 1966