Como consecuencia de la noticia que publicáramos hace unos días, que derivara en una denuncia a nivel policial producto de amenazas recibidas, hemos transitado por las más diversas situaciones y actitudes.
El silencio en algunos casos, la solidaridad en la mayoría, y una intentona de arremetida por conjugar criterios colectivos.
Y nos pusimos a pensar, por libre pensadores que somos, si el hecho policial que involucró al connotado presidente de la Junta, fue un disparador de algo o simplemente un recurso circunstancial.
Porque al fin de cuentas en el marco de la violencia, también es violencia aquellos que en una cancha de fútbol reclaman al cronista que diga lo que la hinchada quiere oír, porque es violencia que se utilice al medio para que amplifique una posición política intransigente, o también es violencia, llamar como responsable de una empresa o medio, a otro medio para pedir que levanten la publicidad (canje), porque ese periodista como trabajador, aclaramos, ha reclamado derechos laborales en donde fue destituido de su rol por el sencillo motivo de pensar distinto o de defender su fuente de trabajo.
Y esos parámetros de violencia, no se discuten, no se hablan, y son quizás y sin quizás más presentes que los otros, aislados, graves si, pero aislados.
Y en el afán de juntar, de unir, de establecer colectivos para plantar banderas, nos encontramos nuevamente con que es muy difícil convivir en el periodismo.
Porque o somos de un lado o somos del otro.
O porque defendemos nuestra chacrita en la corta y no en la larga, o porque las caemos a APC sistemáticamente por entender que no nos defienden.
Está de más insistir que es una asociación y no un sindicato y que el único camino es APU, pero juntar a la barra que trabaja en los medios, es como decía mi abuela, más “difícil que pellizcar un espejo”.
Eso si, si nos tocan nuestro rancho particular, ponemos el grito en el cielo, pero si nuestra competencia la pasa mal, seguramente nos haremos los sordos, ciegos y mudos, y creánme que ese no es el periodismo que defendemos.
Es la libertad más libre jamás pensada, más allá de directores de medios, más allá de poderes económicos, corporativos, políticos, es la libertad de hacer periodismo por una sencilla razón: la vocación por informar.
Daniel Caiazzo