Alguna vez, durante el fragor de una campaña electoral que nos tuvo a algunos de un lado y a otros de otro, mencionamos nuestra preocupación por observar personajes que rayan con lo de “mercenarios mediáticos”.
Y lo sosteníamos de la convicción. Para nadie es nuevo nuestra forma de pensar y de ver las cosas, o mejor dicho, afirmar que es un proyecto que puede mejorar la calidad de vida de todos y otro, que es la demagogia.
Y nos encontramos que en esta realidad de hoy aquello que sostuvimos a pesar de los pesares y de tanta crítica, hoy queda al desnudo con una magistral jugada “vintenera, hipócrita y desleal”.
Y todo surge a consecuencia de que muchos vieron el crecimiento de este portal y que quizás se podía imitar el negocio en otro sitio de internet con una propuesta similar pero sin condicionamientos, sino vendiendo el alma incluso a aquellos que defenestraron durante cinco años en la anterior administración, pero que hoy son salvadores de un negocio jugoso.
Lo triste es que quien lo hizo, acostumbrado a con voz socarrona burlarse de todos nosotros, utilizando muchas veces mi apellido como “Payaso” y provocando una y otra vez reacción, le dio la espalda a sus propios líderes políticos que durante cinco años lo “bancaron”, lo “sostuvieron”, lo “apuntalaron”, para arreglarse con la actual administración demostrando, cosa que suponíamos, que no solamente no tienen dignidad sino que efectivamente son mercenarios de la información.
Lo más triste de todo es que aquellos que recibieron una y otra vez mazazos sistemáticos que atentaron contra su vida personal, particular, política, niguneándolos duramente una y otra vez, hoy son quienes le dan una linda propuesta económica desoyendo los principios fundamentales de los códigos que en este desorden político se deben tener.
Y duele ver que quienes sufrieron los más cobardes ataques de estos mercenarios de la información, hoy sean los mismos que “se abrazan como si nada” cumpliendo tácitamente con aquel principio que dice “los polos opuestos se atraen” que en este caso, debería ser insospechado, insostenible, pero que al parecer, dinero y silencios de intercambios acordados, promueven el que sea posible.
Que dolor deberá tener ese dirigente político que tanto le dio y lo bancó, nos imaginamos.
Que dolor deben tener muchos más que «atrincherados» defendieron que un mejor departamento era posible defendiendo a ultranza que hay banderas que no se venden, no se negocian, no se entregan.
La conciencia en algunos casos hará escuchar su «yo interior».
Daniel Caiazzo
se trata del periodista Silva
¿Uno muy voluminoso?