Este y muchos otros datos, que revelan una de las aristas quizá menos conocidas del genial pensador, surgen de los archivos personales de Newton, abiertos al público por la Biblioteca Nacional de Israel.
En total, la obra consta de unas 7500 páginas manuscritas, digitalizadas y abiertas al público general para ser consultadas mediante Internet. Es el resultado del proyecto de la Universidad de Cambridge, que comenzó en 1983, cuando los descendientes de Isaac Newton decidieron donar su obra a la institución inglesa.
La mayor parte de los trabajos de Newton no estuvieron enfocados sobre lo que actualmente se considera ciencia pura; en cambio, abarcaron extensas áreas de teología y misticismo. Analizando minuciosamente las Sagradas Escrituras, el científico arribó a la conclusión de que el fin de la humanidad acontecerá en el año 2060.
Newton halló este dato en el Libro de Daniel, del Antiguo Testamento, que dice textualmente que deben pasar 1.260 años entre la fundación del Sacro Imperio Romano, por Carlomagno, lo que ocurrió en el año 800, y el Apocalipsis. La suma da como resultado el año 2060 después de Cristo.
Isaac Newton supo transformar la física, las matemáticas y la astronomía, al formular la célebre Ley de la gravedad universal y las tres Leyes de la dinámica que hoy llevan su nombre: inercia, interacción y acción-reacción.
Sin embargo, durante su época, entre las ciencias naturales y el racionalismo no existía distinción con la teología, el misticismo y la fe, por lo que Newton estudió apasionadamente la Biblia, con la certeza de que sus textos escondían la solución a todos los misterios del universo.