Nos planteamos durante un tiempito, no mucho, analizar si la fotografía ameritaba ser publicada. Por eso la sacamos en la noche y no durante el día para ni herir la sensibilidad de nuestros lectores.
Como se aprecia, a simple vista, un cachorro descansa sobre una manta, al costado de un camino.
Ese sería el ideal, lo común y habitual de quienes aman los animales.
Sin embargo, y muy a pesar de nuestra rebeldía ante este tipo de atropellos a la razón humana más elemental, es un cachorro muerto, “con un cable en su cuello”, que que colocaron sobre una manta y lo dejaron tirado en un basurero endémico como el de Saturnino Rives y Apolón.
Tristísima imagen que nos refleja la sociedad de la que somos parte. Muy alejados vivimos de la tenencia responsable de animales, del cuidado del medio ambiente, de la necesidad de querer y respetar nuestros animales como debe ser y, fundamentalmente, entender que el derecho de uno termina exactamente en donde comienza el del otro.
Una fotografía que no nos hubiese gustado publicar, pero que refleja de cierta manera que todavía mucho nos falta para llegar a ser una sociedad en la que convivir sea por demás placentero.