No lo conocí por casualidad. La vida o el destino lo quiso. Yo era un principiante en medios y la lucha sindical bancaria era de todos los días. No era pa «jodidos» ni pa «especuladores». Era pa quien pensaba en to@s y todo.
Sencillo. Humilde. Fiel. Consecuente y no obsecuente.
Yo conocí lo humano de él. No el sindicalista. No el político. No el dirigente deportivo. No el soñador de utopías. Conocí al Juan. Al amigo. Al familiero. Al vecino a la orden.
Me dio la chance de conocer su familia. Su Silvia….igual o mejor que él mismo. Sus hijos….mejores o iguales a él.
El corazón me dice que encontré en él lo que me faltó en la vida por la voràgine del laburo….un gran tipo.
Capaz de estar enojado y negociando con una sonrisa.
La tranquilidad pasa por el legado. Desde Silvia y por todos sus hijos, Juan dejó la mejor de las huellas.
Y nos sapilcó a todos los que lo conocimos. Ahora negociando a otro nivel para que seamos capaces de darnos cuenta que el verdadero valor de la vida lo da la propia muerte.
Nos vamos a encontrar otra vez. Armando algo que siempre serà tu esencia. Vivir para tod@s. Sentir por tod@s. Abrazo Juan. La herencia està escrita.
Daniel Caiazzo