En estas últimas semanas hay cuatro mujeres asesinadas más en Uruguay.
Una apareció atada y con bolsas en la cabeza en un tajamar, otra apareció en las arenas de Guazuvirá semienterrada; a una joven de 17 años la mató de un tiro en la cabeza un tipo que se creía su dueño, y finalmente lo que parece ser parte del cuerpo de Micaela Onrubio junto con su ropa han aparecido luego de dos meses de intensa búsqueda. Asesinadas y desechados sus cuerpos con alevosía .
Pongámonos un ratito en el lugar de las familias de esas mujeres. Terrible dolor intransferible. Pongámonos un momento en el lugar de esas mujeres. En su terror del instante final. Bien. Seguro que lo hacemos hasta involuntariamente cuando nos enteramos de cada caso. Todos ejercicios , de los que podemos salir rápidamente, para volver a nuestras actividades habituales.
De lo que no podemos escapar, en lo individual y en lo colectivo, es de la alerta que esas cuatro mujeres muertas nos provocan.
Hay por ahí, cuatro asesinos más. Cuatro tipos con licencia para matar mujeres, una licencia para matar , que le seguimos dando como sociedad , cada vez que dejamos que a las mujeres se nos trate como a seres desechables.