En la medida que avanzan las investigaciones, el asesinato de Vidart forma parte de un complot delictivo sin precedentes y con escasa lógica.
El policía involucrado en la investigación sindicado como ideólogo, al momento de cumplir condena estableció relaciones con los dos primeros indagados en la causa que parecían quedar fuera de cualquier posibilidad de ser juzgados por plazos legales y que fueran trasladados a Salto.
El móvil al parecer no sería un sicariato sino más bien un disparatado plan de un golpe que pretendía ser maestro y termina siendo absolutamente increíble: robar el armamento del Grupo de Respuesta Táctica.
Hacerse del armamento para luego proceder a robarle al empresario a costa de todo. Una teoría difícil de aceptar porque dicha repartición se encuentra en el edificio de Jefatura y es casi inadmisible pensarlo.
Ante el frustrado intento, se habrían armado con lo que pudieron y esperaron el empresario para robarle pero lo insólito es que si el móvil fue el robo, su portafolios con dinero fue dejado en el lugar del asesinato.
Las dos teorías son esas en estas horas. El sicariato por un lado y un mega plan del golpe perfecto frustrado.