Dicen que la peor consejera es la desesperación, y que en política es necesario pensar muchas veces antes de realizar uno u otra acción. También dicen los que saben que una estrategia política es efectiva cuando no es evidente, que la obviedad en las acciones solo producen el efecto inverso al deseado.
Todos estos consejos parecen ser desestimados por los líderes frenteamplistas, los cuáles se han embarcado en una suerte de paz armada por el liderazgo de un partido acéfalo y desorientado, una colectividad política que no se encuentra cómoda en este nuevo rol que le ha tocado. No quiero hablar de todos los líderes, me gustaría hablar específicamente de tres: los tres frenteamplistas que ocupan el cargo de intendenta o intendente de sus departamentos.
Es muy claro que dos de ellos, Yamandú Orsi y Carolina Cosse, están luchando por ser los candidatos a la presidencia en las próximas elecciones. No haré un análisis de las circunstancias políticas y los apoyos que cada uno de ellos pueden tener en la interna frenteamplista, pero quiero destacar la relación que cada uno tuvo y tiene con el Movimiento de Participación Popular.
El tercero es Andrés Lima, un dirigente político (muy político) del interior del país, reelecto Intendente de Salto y con una incipiente pretensión política que analizaremos más adelante. Lima, además de ser mi Intendente por mi condición de salteño, es una figura que me interesa analizar por su forma de hacer política y su capacidad de conformar estructuras.
Ahora, ¿Qué tienen en común estas tres figuras además de ser intendentes frenteamplistas?. Los une su afán por llegar a ser candidatos o precandidatos fuertes a la presidencia en las próximas elecciones. Pero también los une otra cosa: los tres están desesperados por mostrar su aptitud para ocupar ese lugar.
Hay que recordar que en las pasadas elecciones nacionales el Frente Amplio tuvo una fuerte caída de su votación en el interior del país, y sus candidatos a presidente y vicepresidenta fueron referentes meramente montevideanos. Esto le abre la oportunidad a un “salvador”, a un “mesías” que venga a rescatar al Frente Amplio y le devuelva un caudal electoral en el interior del País que le permita triunfar en el 2024.
Carolina Cosse parece ser la candidata que corre con más ventaja en general, pero con mayores problemas para vincularse con el interior del País. De todas formas la hemos visto realizar un bizarro intento de hablar como “canaria” en una de sus transmisiones en directo dignas de un Reality Show de hermanas multimillonarias gringas. Sorprendentemente a Carolina se le olvidó pronunciar las S, comenzó a utilizar frases coloquiales y palabras típicas del interior; pero lo más gracioso es que ¡Ni siquiera había salido de Montevideo, ya que se encontraba en un barrio de la periferia de la ciudad! No queremos saber que ocurrirá cuando tenga que ir a hacer campaña a Mataojo, Aiguá o Arbolito.
Cruzando el Santa Lucía lo tenemos a Yamandú Orsi. La condición de Orsi es absolutamente inversa a la de Cosse: todos le creemos su acento canario, sus muletillas y su forma de hablar, pero la élite capitalina desconfía de sus cualidades de estadista.
Orsi se ha desvivido por colocarse en la esfera mediática nacional a través de declaraciones, cambios de marchas y contradicciones. Desde felicitar al Presidente Argentino por su ataque al pueblo uruguayo diciendo que era un político “clase A”, pasando por su pedido de toque de queda, hasta su repudio a las declaraciones del Presidente Argentino (las mismas que había elogiado hace unas palabras atrás). Orsi ha acumulado declaraciones oportunistas y medidas; siempre queriendo quedar bien con dios y con el diablo, queriéndose alejar del frenteamplismo radical, siempre midiendo hacia donde iba el viento.
El tercero es Andrés Lima, el único Intendente de la coalición de izquierda fuera del área metropolitana y alrededores. Lima tiene pretensiones políticas nacionales: explícitamente está conformando un movimiento nacional para poder ser Senador de la República, pero en mi opinión está en la búsqueda de una precandidatura fuerte para ocupar el puesto de candidato a la Vicepresidencia en una posible victoria de Carolina Cosse en la interna frenteamplista.
Andrés Lima se ha encargado de recorrer los pueblos más chicos del norte del país, realizando un seguimiento minuto a minuto de sus andanzas por la campaña norteña. Este desespero por mostrarse como el mesías del interior lo ha llevado a desatender los quehaceres propios de un Intendente, solo prestándole atención a la Intendencia cuando le genera rédito en la prensa nacional. Su afán por destacarse entre los frenteamplistas le ha llevado, por ejemplo, a cuartar la posibilidad de trabajo a cientos de familias que viven del turismo local.
Esta carrera se ha tornado un Reality Show que, si no se tratara de la fuerza política más populosa del país, sería gracioso y entretenido. Pero el Frente Amplio está preso de esta competencia, preso de pretensiones personales que solo tienen como destino la construcción de una oposición débil e irresponsable, una oposición que mide sus declaraciones en función de encuestas de opinión y gritos.
Esperemos que las cosas cambien y que la responsabilidad por el País y los Departamentos prime por sobre el afán de poder. Como Nación necesitamos una oposición orgánica y responsable, algo que desde el primero de marzo del 2020 no tenemos.