El poeta granadino ha dejado una huella en la humanidad y curiosamente también la dejó en Salto, ciudad en la que aparentemente nunca estuvo, por más que en algún momento quiso. Su trágica muerte y la desaparición de sus restos nos envuelven en un misterio. ¿El divulgador del legado de García Lorca en Salto? Enrique Amorim.
Amorim conoció a Federico García Lorca cuando el granadino visitó Buenos Aires para el reestreno de su tragedia “Bodas de Sangre” que la actriz Lola Membrives se había encargado de dispersar en la vorágine teatral de la capital argentina. García Lorca ya había presentado esta tragedia en España, más precisamente en Madrid, teniendo un éxito ‘‘normal’’ en el que no faltarían las críticas en las que se le acusaba de frívolo e irrespetuoso. Los ataques no eran solamente hacía sus obras sino también hacía su persona, ya sea por su supuesta orientación sexual o por sus declaraciones públicas en las que decía lo que le parecía sin importar sus consecuencias. Y es que García Lorca era una personalidad que encajaba perfectamente en la sociedad cultural bonaerense del momento, que ya desde esos entonces se caracterizaba por ser bastante mediática, y así quedó claro cuando él arribó a la Argentina. La prensa porteña se encargó de hacer un gran trabajo previo anunciando su llegada al país, y la receptividad fue estupenda porque la gente ya lo conocía dado el altísimo número de inmigrantes españoles que vivían en Buenos Aires en aquel momento. Es por eso que su llegada fue una locura mediática que perduró por varios meses, afectándole directamente en su propia privacidad. Saludos, abrazos, ovaciones, visitas, reuniones con figuras importantes de la época, regalos e inclusive personas colándose en su habitación, fueron moneda corriente para Federico en su gira rioplatense. En las primeras cartas que le envía a su familia comenta que no entiende tan profunda popularidad y se asombra por las maneras en que la gente exterioriza sus sentimientos hacia él, aunque pasadas las semanas, su correspondencia cambiaría de tono, siendo este más engreído y pedante. Es que ahora era un famoso.
Lola Membrives y Federico García Lorca en Buenos Aires.
García Lorca siguió cosechando éxitos junto con Lola Membrives, tal es el caso de “La Zapatera Prodigiosa“. Pero este éxito, por más de ser interesante, con el tiempo se fue apagando y necesitaba una resurrección. Recurrir a otras obras pareció la solución y es allí que en la cabeza del granadino rondaban algunas como “Mariana Pineda” y “Yerma”, estando esta última sin terminar y finalmente siendo la elegida para seguir el rotundo éxito teatral. Es por eso que Membrives se encargó de presionarlo publicando en la prensa que García Lorca estaba finalizando “Yerma“, aunque claramente no era así. ¿La solución para terminarla? Uruguay. En Montevideo lo conocían pero en menor escala y existía una honda tranquilidad para que Federico pueda terminar la obra sin distracciones. Pero, la realidad distó de lo planeado, el efecto García Lorca también funcionaba en Montevideo en donde llenó teatros, dio conferencias, paseó e hizo de todo menos terminar la obra.
Estando en Montevideo, alojado en el Hotel Carrasco, conoce a Enrique Amorim. El escritor uruguayo residía en Buenos Aires pero lo estaba esperando en el puerto de Montevideo y se encargaba de sacarle fotografías y hasta de filmarlo. Amorim documentó la venida a el Uruguay y entabló una relación con él, relación de la que se sabe poco y nada, pero esto no quiere decir que no haya sucedido. De hecho, Amorim le regaló a Federico una remera a rayas ‘‘estilo marinero’’ que es la que luce en las fotografías en Montevideo. Conocer a García Lorca le cambió la vida a Enrique, condicionándolo en sus obras y en sus pensamientos. Quedó encantado. Según el escritor peruano Santiago Roncagliolo, en su libro ‘‘El Amante Uruguayo, Una Historia Real”, García Lorca y Amorim supieron vivir diversos momentos juntos, siendo uno de ellos en Atlántida, cuando Federico aparentemente le recitó, personalmente y frente al mar, la polémica ‘‘Oda a Whitman’’ generando un montón de sentimientos encontrados en Amorim. Aunque más tarde, el escritor peruano acusa a Amorim de faltar a la verdad, dado que en esa instancia frente al mar también estaba otro poeta del momento. En la correspondencia que Enrique enviaba a Federico, este episodio era repetido, anhelando y recordando lo que vivieron juntos. García Lorca utilizaba palabras inventadas para referirse a la homosexualidad, tales como epente y chorpatélico, y Amorim solía escribirle con esas mismas claves. Lo que no podemos constatar son las respuestas de García Lorca a Amorim dado que las cartas han desaparecido. Para entender estas palabras exóticas que utilizaban existe un episodio entre Pablo Neruda y Federico García Lorca, en el que este último le comenta ‘‘este perro es muy chorpatélico’’ y Neruda al no entender le pregunta “¿qué es chorpatélico?” a lo que Federico le responde que no tiene idea alguna, pero que el perro es muy chorpatélico. Se podría decir que era un juego de palabras para poder decirse cosas referidas a la orientación sexual sin generar ningún escandalo o simplemente como generador de suspicacia y erotismo. Pero volviendo a la relación entre el uruguayo y el granadino, se puede reconocer que existió una relación entre ellos, pero no se podría descifrar ni el tipo de vínculo, ni la intensidad de lo que podría haber sido un affaire, algo más serio, o una simple relación entre amigos. El escritor Santiago Roncagliolo en su libro ya mencionado, nos ilustra con detalles lo mencionado desde el inicio del artículo, aunque evoca diversas veces a Enrique Amorim en tonos peyorativos y hasta burlescos, desconfiando totalmente de cada acto que Amorim realizó en su vida, tanto en relación con García Lorca como en sus distintas facetas. Su lectura es interesante pero puedo decir que si Enrique Amorim dejó toda su correspondencia, artículos de prensa y momentos de su vida documentados para que un autor lo reflote en el tiempo, el Sr. Roncagliolo lo hundió. O por lo menos no sería lo que Amorim hubiese querido.
Enrique Amorim y Federico García Lorca.
Finalizando este pequeño recorrido, debemos ir a la trágica muerte del poeta granadino. El 18 de Agosto de 1936, Federico García Lorca fue ejecutado en España, en su tierra Granada, por un extremista del momento y, las supuestas razones, van desde el plano político y religioso hasta el plano personal debido a su supuesta orientación sexual. Versiones sobre lo sucedido existen muchas, que se le iba a dar un pequeño susto, que se estaba planeando su asesinato desde antes, etc. Su cuerpo nunca pudo ser hallado, por más que se ha dicho que fue arrojado a una fosa común en un barranco cerca del lugar del asesinato en Fuente Grande. Se han hecho estudios arqueológicos de todo tipo pero no se ha detectado ni un rastro del cuerpo. Y es aquí donde comienza el misterio.
Entre tantas historias salteñas, tanto ocultas como conocidas, existe la hipótesis de que Federico García Lorca yace en las tierras de Enrique Amorim. El Sr. Roncagliolo aviva esta hipótesis en su libro. Para ser más exactos en la locación, yacería en Costanera Sur (Zona Piedra Alta) atrás de un monumento erguido en su memoria impulsado por… sí, Amorim. En esta zona también existen monumentos a poetas y escritores salteños tales como Horacio Quiroga (también ideado por Amorim) y Víctor Lima. Suena muy loco que el poeta español, querido por todos, estrella mediática y miembro de la generación del 27, esté entre nosotros. Es que el 6 de Diciembre de 1953, 17 años después de la fatídica muerte del escritor español, se inaugura en Salto el Monumento a Federico García Lorca. Aunque también se dice que la fecha correcta es 6 de Diciembre de 1956, dado que allí se cumplieron 20 años del fallecimiento del poeta. De igual manera, quedaría inaugurado el primer monumento en memoria de Federico García Lorca en todo el mundo y hoy podemos decir que no es el único en el Uruguay ya que en el año 2016 se inauguró otro monumento en la localidad de Sarandí Grande, Florida. Amorim era amigo de Armando Inocencio Barbieri, gran político e intendente de Salto por el Partido Colorado, y conjuntamente trabajaron en este proyecto. Un ilustre salteño, Dr. Asdrúbal Delgado, político nacionalista, fue quien donó el espacio. El monumento, en forma de monolito, recita un poema de Antonio Machado dedicado al granadino:
Labrad, amigos, // de piedra y de sombra, en el Alhambra, // un túmulto al poeta // sobre una fuente donde llore el agua // y eternamente diga: el crimen fue en Granada. // ¡En su Granada!
Y el propio Diario El Día se encargó de seguir el acontecimiento:
(…) sobre un montículo al borde del río, se erigió un muro, en medio de una cuidada plazuela rodeada de flores, dedicada a recordar a Federico García Lorca. La inauguración de ese rincón de recogimiento y de descanso se verificó a la puesta del sol del penúltimo día del Festival, 6/12/53, en un acto profundamente emotivo.
Fue Margarita Xirgú -la gran intérprete de Federico- quien jerarquizó el acto, ante una verdadera muchedumbre, declamando varias escenas de ‘‘Bodas de Sangre’’, acompañada por las actrices China Zorrilla, Estela Castro, Armen Siria y los actores Enrique Guarnero y Juan José Jones.
Fue un atardecer inolvidable en que el pueblo salteño se confundió con los intérpretes y con el espíritu del gran poeta granadino.
Al margen de las referencias que hemos querido dedicar a aquellos días y horas inolvidables, que tuvimos la dicha de compartir, podríamos agregar el relato de anécdotas y episodios que siempre provocan los acontecimientos importantes. Pero que ellos queden para otra ocasión.
La actuación de Margarita Xirgú recitando ‘‘Bodas de Sangre’’ se sintió tan real y dramática que algunas lavanderas que lavaban ropa en el río se acercaron a expresar sus condolencias, ya que entendían que aquello era un acontecimiento fúnebre. También se dice que una persona del público se acercó a dar el pésame diciendo ‘‘yo sé lo que es perder a un hijo’’ China Zorrilla cuenta en el año 2002 que la Comedia Nacional estaba de gira ”veraniega” por el interior del país y Enrique Amorim les invita a la inauguración del Monumento a Federico García Lorca. La flamante actriz uruguaya recuerda ese día evocando a memorias personales. Recuerda a gauchos acercándose al memorial y a la estupenda actuación de Margarita Xirgú.
Pero lo misterioso de todo esto son las palabras de Amorim en el acto. Agradeció al pueblo salteño por encomendarse al poeta: ‘‘Pueblo Salteño que hiciste posible sin una sola voz adversa este silencioso y sencillo acto justiciero, gracias. Gracias por lo que intuyes, por lo que adivinas y por lo que sostienes en el ámbito de mi patria’’. Habiendo dicho esto, posa junto a una caja blanca y agrega: ‘‘Aquí, en este modesto pliegue del suelo que me tendrá preso para siempre, está Federico’’. Siendo esta última frase el desencadenante de este misterio.
Enrique Amorim que solía viajar frecuentemente a Europa, pasear en su Chrysler dorado por la ciudad, disfrutar con su gente en su Chalet de Las Nubes, se ausentó por unos meses en el año 1952 (según Roncagliolo) sin enviar cartas ni dar señales de vida. Había planeado un viaje transatlántico pero poco se sabía de ello. De una forma u otra llegó a Salto y comentó en la prensa su experiencia en su nuevo viaje por Europa y también anunciaba la concreción de un monumento. El rumor es que Amorim viajó a España y consiguió los restos de García Lorca o se los compró a alguien. ¿Pudo arreglar con las autoridades españolas del momento para obtenerlos? ¿Cómo hizo (si es que es así) entonces? No sabemos, así como tampoco sabemos que hay dentro de esa caja blanca en realidad. Todo son hipótesis con pocas premisas. No podemos afirmar ni negar nada. Cenizas, recuerdos personales como cartas y fotos, podría no haber nada, no lo sabemos. Y tampoco tenemos derecho de hurgar en el monumento para hacer investigaciones o hallazgos ¿Quiénes somos para hacerlo?
Lo que si podemos asegurar es que Salto posee en sus tierras el primer reconocimiento que se le hizo a Federico García Lorca en todo el mundo, algo que no es poca cosa
¿En cuanto al polémico libro del Sr. Roncagliolo? Toda opinión es válida. Parece un personaje idealizado que mezcló vivencias de Amorim para hacer el libro. Al menos, podría no haber utilizado malintencionadamente la tapa del libro, en la cual parece que Federico y Enrique están solos en lo que podría ser una fotografía de carácter personal, sin embargo en la fotografía original aparece el poeta Julio Casal.
Sin más, hoy el monumento sigue allí, erguido e intacto aunque descuidado entre la maleza que no para de crecer. También sucio, entre basura y latex. Utilizado mayormente como hotel de alta rotatividad. Abajo el río, en uno de los mejores lugares y con la mejor vista que tiene Salto. Creo que tanto por la memoria de Amorim, la de García Lorca y la del ilustre salteño benefactor del lugar, Dr. Asdrúbal Delgado, ese predio merece estar en mejores condiciones. Y no basta con cortar el pasto, podar los árboles del predio y colocar un cartel de lata pintado, tal como se ha hecho. La caja blanca sigue allí.
Por Facundo Esteche