Cuando se habla de ideología, el electorado uruguayo se divide aproximadamente en tercios. La izquierda (31%) y la derecha (30%) están equilibradas, y un tercio un poco mayor (39%) se define de “centro” o no opina. Esta estructura equilibrada ha permanecido estable en los últimos cinco años.
¿Las ideologías existen?
Muchas veces se debate por parte de académicos, analistas e incluso dirigentes políticos, la validez de las categorías de izquierda y derecha para interpretar la realidad política. Como suele ocurrir, hay más de una biblioteca al respecto: algunos consideran que estas categorías están perimidas, otros que mantienen plena vigencia. Desde la perspectiva de los ciudadanos, estas categorías sí parecen tener algún significado: cuando se les pregunta por su auto-identificación ideológica la enorme mayoría (96%) da una respuesta.
Un 13% elige posiciones claramente hacia la “izquierda” (1 o 2 en la escala), y un 14% se orienta a posiciones notoriamente de “derecha” (9 o 10 en la escala). Los extremos uruguayos tienen, entonces, un peso similar. También tienen peso relativamente similar las posiciones moderadas: quienes se ubican en el 3 o 4 (categorizados como “centro izquierda”) son 18%, y quienes se ubican en el 7 y 8 (“centro derecha) son 16%.
Si se mira la suma de estos bloques, el equilibrio es más notorio: 31% es la suma de “izquierda” y “centro izquierda”, y 30% la de “derecha” y “centro derecha”. El centro puro (5 y 6) es 35%, mientras que 4% no se identifica en la escala, por lo que estos segmentos sumados (39%) son un poco mayores que los extremos.
Pero, analizando la relación entre la izquierda y la derecha, podría hablarse de tres grandes etapas en la evolución de las estructuras ideológicas en estos años.
Primacía de la derecha. Desde 1989 hasta 2001 inclusive, la derecha y centro derecha tenían superioridad sobre la izquierda y centro izquierda (en 2000 y 2001 esta superioridad era mínima, pero podría considerarse estos años dentro del mismo ciclo, dado que no se había producido el quiebre de tendencia).
Primacía de la izquierda. Desde 2002 hasta 2018 inclusive, la izquierda tuvo primacía sobre la derecha, en algunos momentos más holgada, en otros más estrecha, pero siempre por encima.
Fase de equilibrio. Desde 2019 en adelante se registra una fase de estabilidad, con diferencias mínimas entre un bloque y otro. De 2019 a 2021 leve primacía de la derecha, en 2022 y lo que va de 2023 leve primacía de la izquierda.
Aunque las ideologías no son las únicas determinantes de los comportamientos electorales, hay una notoria consistencia entre los resultados electorales de estos ciclos con la estructura ideológica predominante. Durante la fase de primacía de la derecha, esta ganó todas las elecciones presidenciales de ese ciclo (1989, 1994 y 1999), y lo mismo ocurrió con la fase de primacía de la izquierda (2004, 2009 y 2014). En la fase actual, el resultado de la segunda vuelta de 2019, y el del Referéndum contra la LUC de 2022, van en línea con una estructura ideológica muy equilibrada entre bloques. El resultado de la primera vuelta de 2019 es algo más atípico, no por el ganador, sino por la magnitud de esa diferencia, que seguramente requiera otras variables para ser explicada en profundidad.
Mirado en perspectiva, hay otro elemento destacable de la serie. La magnitud de las personas de centro, a pesar de ser casi siempre mayoritaria, parece tener fluctuaciones muy significativas en algunas coyunturas particulares. Cabría preguntarse si, en realidad, estas variaciones no están explicadas por fenómenos vergonzantes en la expresividad de la identidad. Por ejemplo, la fuerte caída del centro en 2019, que parece asociarse directamente a un fuerte crecimiento de la derecha, ¿fue un movimiento genuino, o simplemente un conjunto de personas que se identificaba con la derecha en los años previos (pero no lo expresaba y se “camuflaba” en el centro) comenzó a manifestarlo con más espontaneidad? Estas preguntas no tienen respuesta sencilla, y las hipótesis que se formulen al respecto pueden alterar las interpretaciones de fondo sobre la evolución ideológica del electorado.