Treinta años después de que ¡’Viven!’ causara sensación en la sociedad española gracias a sus múltiples reemisiones en televisión, J.A. Bayona recupera en su nueva película la historia del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya. El 23 de diciembre de 1972 concluyó el rescate de las 16 personas que habían pasado 72 días en los Andes tras resistir a lo que debería haberse convertido en el 35º accidente sin supervivientes en la cordillera sudamericana. Sabemos qué pasó en la montaña: la noticia de que el grupo se había mantenido con vida alimentándose de los restos de los fallecidos se convirtió rápidamente en una de esas historias que la mayoría recuerdan, independientemente si estaban vivos cuando sucedió. Tras descubrir el libro ‘La sociedad de la nieve’ (Pablo Vierci, Libros Singulares), el español sentía que seguíamos sin saber qué les había pasado a los pasajeros de ese vuelo. A los vivos, pero también a los muertos. El director, de repente, había encontrado el corazón de una historia que todavía tardaría doce años en llegar a la pantalla.
Era de esperar que, apoyado en la millonaria apuesta de Netflix, el director de ‘Lo imposible’ fuera capaz de rodar set-pieces memorables basadas en los dos momentos clave del relato. Bayona no decepciona. La impresionante ejecución del accidente del avión cumplirá las peores pesadillas de todo aquel que tenga miedo a volar. Sin embargo, es aún más impactante la claustrofóbica secuencia en la que, después de ser arrollados por un alud, los pasajeros se quedan encerrados en un espacio mínimo -y rodeados de cadáveres- durante dos días. El catalán nos recuerda entonces sus orígenes en el cine de terror con ‘El orfanato’. Esos instintos ya habían aparecido fugazmente en uno de los mejores pasajes de sus dos episodios para ‘Los anillos de poder’, pero aquí el cineasta lleva al límite a los personajes y a los propios espectadores -que nadie se sorprenda si los desmayos de ‘Lo imposible’ vuelven a repetirse en esta película- con una de las mejores escenas del cine del 2023.
No hay amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos”, escribe uno de los pasajeros. Ese es el mensaje que trasciende en una película que cambia por primera vez el punto de vista de una historia que ya creíamos conocer. El debate sobre si está bien o no moralmente comer los cuerpos de los muertos (“¿Yo no tengo derecho para hacer todo lo que pueda para poder vivir?”, pregunta en alto Canessa, aunque al final de la película esconde avergonzado los restos humanos que se habían llevado para sobrevivir en la expedición en un gesto profundamente humano) o sobre el peso de la religión en las decisiones y dinámicas de los personajes (algo natural en la historia de un grupo de estudiantes universitarios de clase media – alta que juegan en un equipo de rugby llamado Old Christians) son una parte importante y necesaria en la historia, pero lo que interesa a Pablo Vierci y J.A. Bayona es el sacrificio del grupo, voluntario e involuntario, por el bien de sus compañeros.
El cineasta se coloca cámara en mano dentro del avión, creando una experiencia física e intensa llena de primeros planos que sigue paso a paso a los protagonistas de una historia en la que la cercanía, a todos los niveles, gana un papel central en la narración. También el contacto físico, primero por razones meramente de supervivencia (para evitar la muerte por congelación en las frías noches) pero después por el grado de intimidad que surge en un entorno insoportable (la afectuosa despedida de un superviviente que teme estar ante sus últimos días de vida). Los extraordinarios valores de la producción de la película, destacando los efectos de maquillaje o el diseño sonoro, ayudan a que la experiencia sea aún más inmersiva. Sin darse cuenta, el espectador se siente como un pasajero más del vuelo 571.
Puede que ‘La sociedad de la nieve’ no sea la primera aproximación a esta historia, pero sin duda es la definitiva»
La producción de Netflix quiere emocionar al público, aunque sobre todo busca hacer justicia con las 45 personas que vieron como aquel 13 de octubre sus vidas cambiaban para siempre. Por momentos Bayona puede parecer esclavo del respeto que tiene por la historia de sus protagonistas y del deseo de ser más fiel a la historia real que ‘¡Viven!’. Sin embargo, ese cuidado por los personajes acaba teniendo recompensa en un fantástico clímax donde brilla tanto la última travesía de Canessa y Parrado como los pequeños detalles que engrandecen el relato, desde los preparativos de los supervivientes después de enterarse de que sus amigos han cumplido su misión al momento en el que el padre de Carlitos Paez (interpretado en la película por el propio Carlitos Paez, 50 años después del accidente) lee uno por uno los nombres de los 16 supervivientes del accidente. Puede que ‘La sociedad de la nieve’ no sea la primera aproximación a esta historia, pero sin duda es la definitiva.(Fuente: Kinotico)
Fotografia: NETFLIX