Dos motivos hacen del próximo domingo un día especial para la democracia en Argentina. Uno es histórico. El otro, la gran incógnita que se abre el mismo día sobre el futuro del país.
Cuando Raúl Alfonsín asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983, terminó en Argentina una dictadura militar que desde su inicio en 1976 mató, torturó y dejó 30.000 desaparecidos, según organizaciones defensoras de derechos humanos.
A partir de entonces se sucedieron otros gobiernos electos democráticamente, aunque algunos terminaron antes su mandato en medio de grandes crisis económicas y sociales: el propio Alfonsín entregó anticipadamente el poder en 1989 y Fernando de la Rúa renunció en 2001 ante fuertes protestas en las calles.
“Desde 1983 hasta ahora hemos tenido infinidad de problemas, pero todos se han resuelto por la vía institucional. Eso me parece el principal logro de los 40 años de democracia”, dice Victoria Murillo, una politóloga argentina que dirige el Instituto de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Columbia.
Este mismo domingo asumirá la presidencia argentina Javier Milei, un economista libertario electo en un balotaje el mes pasado con 56,6% de los votos y un discurso antisistema frente a otra colosal crisis.(BBC News)