Pese al jolgorio que caracteriza a esta fiesta en la actualidad, su historia está marcada por una acción de lo más cruel. El origen de esta tradición está en el cristianismo: en el episodio hagiográfico que narra la matanza de todos los niños nacidos en Belén, Judea, menores de dos años, que fue ordenada por Herodes I “El Grande” para deshacerse del Jesús de Nazaret.
El nombre de “Santos Inocentes” viene de que a una edad tan temprana (2 años) no podían haber cometido pecado alguno. A lo largo de la historia, la celebración fue cambiando y los monaguillos comenzaron a gastar bromas en este día. Costumbre que pasó después a las familias.