Si se aplica a la salud, las desprolijidades siempre terminan en problemas y generan gastos. Si se aplica a la economía, gastar más de lo que se gana lleva a la quiebra. Si se aplica a la amistad, si no se cultiva se pierde. Si se aplica a la política, si por dos veces se te dio la confianza y como el cuento “te dieron para manejar un campo y lo chocaste”, termina siendo una película con final al descubierto.
Nadie puede desconocer que estos son los últimos tiempos políticos de Andrés Lima. Ese desespero por ser alguien llevó a la destrucción sistemática de estructuras. Primero lo hizo con su lugar de origen, el PDC, arrastrando a fieles que creyeron en él. A esos mismos fieles defraudó al destruir su segundo hogar que fue la recordada Lista 888. Ese afán por ser “algo en política”, lo llevó a orquestar la destrucción de la estructura del propio Frente Amplio departamental quedándose con la mesa, el plenario y las decisiones de muchos dirigentes actuales de izquierda que de seguro si se les pregunta quien fue Seregni responderán con sapienza constatada que fue el “mejor cinco que haya tenido la selección uruguaya de wáter polo”.
No contento con eso Lima fue capaz de llegar a destruir las estructuras del movimiento sindical a pesar que más de uno se moleste. Razones sobran para sostener esto. Primero se ganó de aliado al sindicato de municipales de ADEOMS, integrado en su mayoría por militantes comunistas afines a la alianza política. Esa alianza permitió que ADEOMS callara ante el clientelismo político sistemático, acomodos intra y extra partido, entrega de terrenos en forma indiscriminada, carreras funcionales de dirigentes del propio sindicato que nadie explica como crecieron tanto en tan pocos años, pero, eso si, logrando que ese ya no combativo sindicato se quedara con la presidencia ni más ni menos que del PIT – CNT departamental. Otra estructura destrozada por el intento de monarquía Lima.
La historia misma cuenta que ninguna monarquía ha tenido final feliz porque al fin de cuentas son los pueblos los que se revelan de distintas formas, por fortuna en el nuestro, mediante el voto. Por eso está claro que el desencanto con quien tuvo en sus manos la posibilidad de escribir una de las mejoras páginas de gestión e hizo estragos con todo lo que a su camino se cruzó, genera desde ya repercusiones.
Lima pasará desapercibido en las internas nacionales, si logra un 2% en la interna a nivel país que tire cuetes y eso no le garantiza ningún senado porque pasó a ser en la propia interna de su fuerza política “la culpa”, nadie la quiere. A nivel departamental su hermano, continuador de una imaginaria monarquía nunca cuajó ni cuajará y los que les va quedando no miden la talla de un candidato más o menos potable para las departamentales.
Lima arrasó con todo lo que encontró en su camino, creencias, convicciones, banderas, ideología, relaciones, y construyó estrategias desde la especulación individual y personal que le va a terminar pasando facturas en poco tiempo.
Es más, no es casual la construcción silenciosa de un acuerdo político dentro del FA departamental que propone volver a recuperar los caminos militantes de otros tiempos asumiendo que la “destrucción total” es necesaria (y que pasará en este año electoral), para desafiar al futuro y volver a construir.
En esta campaña departamental y nacional ya se avisora con tiempo el gran perdedor que “operó siempre desde el oscurantismo sin importarle el bien colectivo” y a ese gran perdedor ya le pueden ir poniendo nombre y apellido.