El Ministerio de Salud Pública, a través de cooperación ofrecida por Estados Unidos, desarrollará un sistema de vigilancia epidemiológica, y recibirá capacitación técnica y equipos para el Laboratorio Nacional de Salud Pública, que incluyen un termociclador para PCR en tiempo real y un secuenciador genómico. El aporte global es de 760.000 dólares. Esta coordinación entre los gobiernos se mantiene desde la pandemia de covid-19.
El miércoles 7, el Ministerio de Salud Pública (MSP) y la Embajada de Estados Unidos en Uruguay lanzaron una serie de proyectos de cooperación financiados con fondos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) del Departamento de Salud y Servicios Humanos norteamericano. Los fondos permiten la compra de equipos y el desarrollo del Sistema Nacional Integral e Integrado de Vigilancia (SNIIV).
La cooperación incluye una plataforma informática para desarrollar ese sistema de alerta, que permitirá monitorizar las respuestas ante situaciones epidemiológicas. El mecanismo será interoperable, incluirá bases de datos existentes en el país y facilitará los análisis para tomar decisiones. Las herramientas que lo componen incluyen inteligencia artificial y habilitan a contemplar datos, por ejemplo, de registros de vacunas y certificados de defunción.
El aporte, de un valor aproximado a 760.000 dólares, incluye la adquisición de un termociclador para PCR en tiempo real y un secuenciador genómico para detectar enfermedades respiratorias virales, ambos equipamientos serán destinados al Laboratorio Nacional de Salud Pública. La cooperación comprende capacitación a personal técnico para utilizar estos recursos.
En el acto, realizado en la sede ministerial, participaron la ministra de Salud Pública, Karina Rando; el subsecretario, José Luis Satdjian; la directora general de Salud, Adriana Alfonso; la embajadora de los Estados Unidos ante Uruguay, Heide B. Fulton, y la representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) en Uruguay, María Dolores Pérez Rosales.
Rando destacó el reconocimiento que distingue al CDC en el mundo y aseguró que era impensado, hace unos años, que esta organización trabajara en Uruguay, por lo que también agradeció la intermediación de la OPS en todo el proceso. “Esto le permite al país estar mejor preparado para futuras pandemias o epidemias”, dijo, e insistió en la importancia de preparar los sistemas de salud, pero también a los sistemas de vigilancia, alerta y respuesta.
Recordó que la cooperación comenzó con el covid-19, tiempo en el que se recibieron más de 500.000 dosis de vacunas Pfizer, carpas de aislamiento de alta calidad y otros insumos médicos. A esto se suman otros proyectos vinculados a telemedicina, por ejemplo, así como talleres sobre vigilancia y sistemas de salud o encuentros regionales.
Satdjian definió estos aportes como un eslabón más en la cadena de cooperación entre ambos países. “Las amenazas a la salud no entienden de fronteras, de división de países, de etnias, razas, ni religiones; son amenazas globales, nos afectan a todos. Quedó demostrado hace unos años cómo todos tuvimos que enfrentar la amenaza de la pandemia, con la incertidumbre que conllevaba. Y la salida global fue una salida de cooperación, más allá de algunos elementos que debemos mejorar y prepararnos para futuras pandemias, fue una salida 100% colaborativa”, afirmó.
Aseguró que, en las autoridades del gobierno de Estados Unidos en Uruguay y en organismos con los que han intercambiado, siempre se encontró la apertura para alcanzar soluciones. Como contraparte, Uruguay aporta sus experiencias en distintas áreas, las que pueden implementarse en Estados Unidos y en el resto de los países de América.