Hace tres años, la empresa de análisis de ADN 23andMe era un éxito rotundo, con el precio de sus acciones superior al de Apple.
Pero aquellos días vertiginosos en los que millones de personas se apresuraban a enviarle muestras de saliva a cambio de informes detallados sobre su ascendencia, conexiones familiares y composición genética quedaron atrás, y la compañía se encuentra ahora luchando por su supervivencia.
El precio de sus acciones se ha desplomado y esta semana estuvo a punto de ser eliminada de la bolsa de valores.
Y, por supuesto, se trata de una empresa que posee la información más confidencial imaginable sobre sus clientes, lo que plantea inquietantes preguntas sobre lo que podría suceder con su enorme -y extremadamente valiosa- base de datos de ADN humano individual.
Cuando la BBC se puso en contacto con la compañía, 23andMe se mostró optimista sobre sus perspectivas e insistió en que seguía «comprometida con la protección de los datos de los clientes y centrada constantemente en mantener la privacidad de nuestros clientes».
Pero, ¿cómo llegó una empresa tecnológica tan exitosa a la posición en la que tiene que responder preguntas sobre su propia supervivencia?
Fiebre del oro del ADN
No hace mucho, 23andMe fue centro de la atención pública por todas las razones correctas.
Entre sus clientes famosos se encontraban Snoop Dogg, Oprah Winfrey, Eva Longoria y Warren Buffet, y millones de usuarios estaban obteniendo resultados inesperados que les cambiaron la vida.
Algunas personas descubrieron que sus padres no eran quienes creían o que tenían una predisposición genética a sufrir graves problemas de salud.
El precio de sus acciones se disparó a US$321.
Tres años después, ese precio se ha desplomado a poco menos de US$5, y la empresa vale el 2% de lo que valía antes.