El porcentajes de embarazos infantiles duplican y hasta triplican el porcentaje de muertes materna . Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) presentó datos sobre embarazo adolescente en Uruguay. Los embarazos infantiles duplican y hasta triplican el porcentaje de muertes maternas.
En los embarazos en adolescentes menores de 15 años es producto de abuso o violencia sexual y en el 22% de los casos no se puede descartar.
Los datos se desprenden de la estrategia que desde 2021 ASSE aplica, denominada Notificación y análisis de casos de niñas y adolescentes menores de 15 años en situación de embarazo.Desde esa fecha hasta agosto de 2024 se registraron 190 casos.
«Nuestras respuestas tienen que ser acordes a la complejidad de la situación. En ese sentido, trabajamos con equipos de todo el país, abordando caso a caso, analizando y viendo cuáles son nuestras mejores intervenciones, viendo cuándo hay que ingresar una niña para su protección, cuándo hay que judicializar la situación, para que se activen medidas que ya escapan a salud», indicó Mónica Gorgoroso, referente técnica en el área de salud sexual y reproductiva de ASSE.
El porcentajes de embarazos infantiles duplican y hasta triplican el porcentaje de muertes maternas.
«En Uruguay, en 2020, tuvimos una muerte de una niña de 14 años embarazada. En 2024 tuvimos una adolescente de 16 años, que murió embarazada. Es una realidad que no es de todos los días porque son pocas niña, pero es grave», aseguró.
Nueve de cada diez niñas cuyas gestaciones continúan tienen complicaciones durante el embarazo. 17% presenta complicaciones durante el parto, cesárea o puerperio. 15% de los niños nacen prematuramente. 7% tiene bajo peso al nacer. Dos de cada diez niñas cuyo embarazo se interrumpe presentan complicaciones posteriores al aborto
«Se ven trayectorias de vida plagadas de violencia en cortas vidas. Violencias intrafamiliares, violencias sexuales, procesos de judicialización. Pero también se ven niñas que están en la escuela, que están en el liceo, que van a los centros educativos y que nos desafían constantemente a poder parar y mirarlas. Porque muchas veces están invisibilizadas», contó Magdalena Álvarez, psicóloga de ASSE.