Alguna experiencia cercana nos hizo vivir tristemente el nivel más bajo de una sociedad que lucha por vivir en democracia respetando a todos o continuando con la intolerancia que nos quita bocanadas de aire.
Cuando alguien se va a su último viaje, no pasa a ser buena por el solo hecho de haber fallecido, pero tampoco corresponde el juzgamiento solapado, encubierto, manifestados a murmullos y por la espalda por la sencilla razón de que hay detrás una familia y que como hombre público algo habrá construido en su vida para tener el reconocimiento de muchos otros.
Y de ese caso cercano al fallecimiento del ex presidente Dr. Jorge Batlle, sucedió algo similar, muy parecido.
Todo el espectro político de este país, de todos los colores y pelos, formaron parte del velatorio al punto que el propio Váquez a pedido de la esposa del ex presidente fallecido, realizó declaraciones dignificando la figura política de Batlle.
Sin embargo, en redes sociales pudo apreciarse algunos pocos casos de desafortunadas apreciaciones sobre Batlle en un sentimiento de resentimiento que como sociedad no nos hace bien.
Porque incluso si la argumentación fue la crisis del 2002 que no dejó títere con cabeza, hay que tener la cabeza abierta para por lo menos reconocer que una salida le encontró Batlle al momento más terrible de la historia económica de este país.
Pero además, debemos madurar como sociedad para interpretar que se debe tener el respeto necesario a la investidura de un ex presidente.
En la concordancia o en la discrepancia.
Es como cuando se juega al fútbol, si el rival nos supera le haremos sentir la marca, pero a la hora del final del partido la mano respetuosa siempre aparece para quienes o nos vencieron o vencimos.
Porque incluso habla de cierta inmadura conceptualizar un gobierno en base a que en su época los chicos comían pasto en Bella Unión porque al final de cuentas esta hermosa herramienta que es la democracia permitió que la izquierda accediera al poder.
¿Se ponen a pensar si el día que se vayan líderes como Vázquez le endilgamos en su despedida los errores de su primera gobernación o lo que va de la segunda?.
¿Y el día que se vaya Mujica?. ¿Los que no pensaban como ellos recurrirán a su historia como guerrillero?.
Seguramente no gustará porque evidentemente se van a defender avances, logros y tantas otras cosas más.
Esta sociedad debe comenzar a pensar seriamente en que como país estamos divididos en dos, ni que hablar a nivel departamental, y que no hace bien hacer política a cuenta de un «indiscutido líder político del siglo XX y primer presidente del Siglo XXI» (dicho por todos los líderes de todos los partidos).
Una buena señal de respeto aún a pesar de pensar distinto, hubiese sido no decir nada si no se estaba en concordancia con un respetuoso último adiós.
Caso contrario la lucha ha sido doblemente en vano: porque la revolución social surge a raíz de oponerse a un sistema capitalista que inocultablemente defendieron muchas figuras que ocuparon el sillón presidencial (incluída la presidencia de Batlle), pero que debemos respetar porque al final de cuentas, ellos también, nos han dado historia.
Comparto absolutamente el escrito,,es bueno recordar la actitud de J. Batlle ante la dictadura, cuando cerraron el diario «Acción» e incluso fue preso, sin duda un republicano total y también, un liberal absoluto y frontal, No se le puede pedir nada mas a un hombre público.Defendió sus ideas y fue abierto al dialogo.Como frenteamplista solo puedo aplaudir su vida hasta el último minuto en el que murió haciendo lo suyo: la política. arqgomez gutierrez