Nos dejó hace un ratito, nuestro querido Eduardo Piñeiro.
Que decir, que no hayamos dicho muchas veces.
Cómo sintetizar el valor de la persona, del compañero, del amigo y del profesor.
Amado, respetado, trascendió fronteras culturales.
Creó y vivió por su arte, por su Tere, por su grupo, por la danza.
Fue bastardeado por el gobierno de Coutinho, dejandolo sin laburo y promoviendo que muchos y muchas salieran a reclamar a la calle, la injusticia.
Fue político en su acción y amó su andar, su transitar.
En el 2015, se le realizó un homenaje en su casa, homenaje que lo emocionó hasta las lágrimas.
Hoy se va, pero queda en nosotros su espíritu y su cultura.
Descansa en paz, Querido Eduardo, seguramente así será