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Con la crecida del río Uruguay y los cambios climatológicos que vivimos este mes, hemos accedido a diferentes realidades sociales en Salto. La de las familias que se deben evacuar, cuando llega a su cota, la de los auto evacuados y la del cordón hortifrutícola que se ve perjudicado seriamente, con fenómenos como la «enchorrada» o en otras inundaciones , en sus quintas como Corralitos por ejemplo. Pero hay una realidad que preocupa y mucho , la de los pescadores que viven en la ribera del río Uruguay y viven de su pesca, los que no viven allí pero se ganan su sustento diario con la pesca. Aproximadamente son 50 familias perjudicadas, sin ninguna contención institucional. Ni el MGAP, ni Mides ni intendencia, abordan esa problemática social que existe y que por no intervenir, no desaparece. Recordemos además, la vigencia desde hace un año del decreto que progresivamente «saca» los pescadores puerto para arriba, lo permisivo en lo que se denomina pesca deportiva , un decreto que tiene falencias, por eso en febrero llegará a Salto el director de la Dinara para, continuar el proceso de diálogo de este decreto que perjudica a quien vive de la pesca. Un decreto progresivo que ahora después de junio entraría en su segundo año de aplicación y ahí los pescadores no podrían entre otras cosas, pescar los feriados….Algo inentendible pero que tendrá que abordarse sin dudas, como la intervención a todas estas familias que quedan sin sustento con el río crecido y dá la triste impresión que no le importa a nadie.
Valeria Giovanoni