José Gervasio Artigas nació el 19 de junio de 1764 en Montevideo, que en ese entonces formaba parte del Virreinato del Perú, en el Imperio español.
Fue hijo del militar Martín José Artigas Carrasco y de su esposa Francisca Antonia Pasqual. El matrimonio tuvo seis hijos, siendo José el tercero, según una partida que luce al folio 209 del libro primero de bautismos de la catedral de Montevideo.[Nota 1] Su abuelo, Juan Antonio Artigas Ordovás (oriundo de la localidad aragonesa de La Puebla de Albortón) y su abuela Ignacia Xaviera Carrasco y Melo-Coutinho, habían sido de los primeros pobladores de la ciudad. Sus abuelos migraron de Zaragoza, Tenerife (en las Islas Canarias) y Buenos Aires. Formaba parte de una de las familias más acaudaladas de Montevideo: su padre era propietario de campos y fue el primer capitán de milicias, desempeñando el cargo de oficial real.
Sus hermanos fueron Martina Antonia, José Nicolás, Manuel Francisco, Pedro Ángel y Cornelio Cipriano. Los dos últimos fallecieron antes de 1806.[7]
Ocho años después de su bautismo, José Artigas, junto con varios de sus hermanos y su propio padre, recibió el sacramento de la confirmación, el 24 de diciembre de 1772, en la estanzuela de Melchor de Viana, siendo padrinos este y su esposa Rita Pérez.
Artigas pasó estos primeros años en la ciudad y en la chacra de su padre, ubicada junto al arroyo Carrasco. Recibió en su niñez la mejor educación que en la época se podía dar en su ciudad, la cual consistía en la enseñanza primaria, impartida por los padres franciscanos del convento de San Bernardino.
Según consignó en sus memorias el general Nicolás de Vedia, José Artigas prefirió dedicarse a las tareas rurales. A los doce años se trasladó al campo, en tierras pertenecientes a su familia. Observando a los habitantes del lugar —entre ellos, los gauchos— se hizo ágil en el manejo de las armas y del caballo.
En 1778 su nombre aparece registrado al ingresar en la Cofradía del Santísimo Rosario.[cita requerida] Luego se abre una época indocumentada en la vida del héroe, de la que apenas se poseen algunas noticias. En sus Apuntes biográficos sobre don José Artigas, el citado general Vedia, expresa .
documentación glosada prueba que Artigas, como hijo de su tiempo, como morador de la pradera oriental, participó en faenas clandestinas y en el trajín del contrabando, en la zona norte de la Banda Oriental, durante los años de su mocedad. Vuelve Vedia a mencionarlo en sus Apuntes:
Se habían pasado cosa de dieciséis a dieciocho años, cuando después abrazó su carrera de vida suelta, lo vi por primera vez en una estancia, a orillas del Bacacay, circundado de muchos mozos alucinados que acababan de llegar con una crecida porción de animales a vender. Esto fue a principios del año 93, en la estancia de un hacendado rico, llamado el capitán Sebastián.
La historia clásica del período de la «reivindicación», negó siempre el aserto, aduciendo, por lo menos, inocuidad de las probanzas. Lorenzo Barbagelata, por ejemplo, la vincula a las acusaciones, interesadas y falsarias, del libelo de Pedro Feliciano Cavia. Eduardo Acevedo, aunque explica largamente el carácter del contrabando como «ley de la época» y cita la unánime opinión al respecto de historiadores del más diverso origen, concluye preguntándose donde están las pruebas de que el jefe de los orientales haya sido contrabandista. De todas maneras considerando el contexto histórico, no debería despreciarse la hipótesis de que, siendo una persona de campo, actuara en contra de los intereses de la Corona, cometiendo oportunamente alguna forma de abigeato. Era, en esas épocas, una forma de defender los intereses de la familia de los elevados impuestos y un conato de la rebeldía que demostraría más tarde contra el régimen realista.
Mujeres e hijos
José Artigas también se relacionó con los indios charrúas, según estudiosos como Carlos Maggi en su libro El Caciquillo, durante el período que va desde su adolescencia hasta su ingreso en el cuerpo de Blandengues, etapa en la cual no aparecen referencias en los registros de la época, Artigas habría vivido con los charrúas, llegando a tener mujer e hijo dentro de esa nación. Este hijo, Manuel (el famoso Caciquillo), habría nacido hacia el año 1786, como el primogénito. Varias pruebas materializadas en cartas[¿cuál?] y en la actitud de Artigas hacia los indios, y viceversa, apunta a la existencia de este hijo.[8]
Su vida se habría desarrollado al norte del Río Negro, en las Misiones Orientales, Río Grande do Sul y Santa Catarina. Fue durante esta época que conoció a Isabel Sánchez Velásquez, nacida cerca de 1760 y la primera mujer de Artigas de quien se tenga conocimiento documentado. Separada de su marido Julián Arrúa (con el que tuvo cinco hijos), Isabel y Artigas comenzaron una relación amorosa que duró más de diez años, y de la que nacieron cuatro hijos: Juan Manuel (nacido el 3 de julio de 1791), María Clemencia (nacida el 14 de agosto de 1793 —fallecida en la infancia—), María Agustina (nacida el 4 de agosto de 1795 —también fallecida de menor edad—) y María Vicenta (nacida el 24 de octubre de 1804). En 1792, Artigas tuvo otro hijo con una mujer desconocida, llamado Pedro Mónico, el cual quedó al cargo de sus abuelos paternos.
Rosalía Rafaela Villagrán. La boda se realizó el 31 de diciembre de 1805. Al tener los novios un parentesco relativamente próximo, el cura les encomienda mantenerse en la oración, persignarse, etc. (arrodillados) por tres semanas.
El matrimonio tuvo tres hijos, un varón, José María (nacido el 24 de septiembre de 1806) y dos mujeres, Francisca Eulalia (nacida el 13 de noviembre de 1807 —fallecida de pocos meses en 1808—) y Petrona Josefa (nacida en 1809 —fallecida a los cuatro meses en 1810—). La muerte prematura de las dos hijas y una fiebre puerperal mal curada sumieron a Rafaela Rosalía Villagrán en una grave enfermedad mental (alucinaciones, manías persecutorias, etc.), hecho que acabó por destruir su matrimonio. Cuidada por una tía de Artigas, Rafaela Rosalía Villagrán murió finalmente en Montevideo en 1824.[8]