Solo había caminado un par de horas, pero ya había pasado por un bosque que parecía sacado de un cuento de hadas lleno de laureles antiguos, troncos envueltos en musgo aterciopelado y ramas llenas de líquenes, para después transitar por senderos flanqueados de helechos exuberantes hasta llegar a las laderas de ceniza negra de una caldera volcánica.
Después, frente a mí se abría otro paisaje de una belleza natural insuperable: el vasto anfiteatro natural de El Golfo, cuyos acantilados se alzaban sobre una llanura fértil y una costa escarpada que era azotada por olas de color turquesa con puntas blancas.
Es uno de los lugares más bellos y silvestres que he visto en mi vida.
Ese paisaje pertenecía a El Hierro, una formación rocosa con forma de corazón en la costa oeste de África, que es la isla Canaria más occidental y la más joven de formación.
Además, la isla no tiene vuelos directos desde ninguna otra parte de España, lo que se traduce en que recibe pocos visitantes en comparación con las otras islas del archipiélago.
Por ejemplo, en 2023, la isla El Hierro recibió 20.300 visitantes. Mientras, Tenerife, la mayor de las islas canarias, tuvo 6,5 millones.
Durante mi visita, subí y bajé en zigzag por senderos de piedra volcánica que me provocaban vértigo y caminé por bosques repletos de pinos canarios, campos de rojas amapolas y cultivos de piñas.
Y pude apreciar la lava salpicada de suculentas y nadar en una piscina natural de un azul luminoso. Todo esto en soledad, sin un alma a la vista.
El empeño de las autoridades de El Hierro es que el número de visitantes aumente de forma gradual.
Desde 1997 hay un plan a largo plazo comprometido con un desarrollo sostenible de la isla, que incluye museos y centros para los visitantes (en este momento hay siete) que promuevan la cultura local y sus tradiciones.
Este plan busca enfocarse en actividades con un impacto limitado en el medio ambiente y en mejorar la infraestructura de la isla mientras se preserva la naturaleza del lugar.
El Hierro tuvo su primera calle pavimentada en 1962 y es famosa por su único semáforo.
“Queremos incrementar el turismo y continuar mejorando los estándares de la infraestructura, pero nunca en detrimento de la calidad de vida de los habitantes de la isla o de los recursos naturales que tenemos”, le dijo a la BBC Davinia Suárez Armas, directora de la oficina de transporte y turismo de la isla.
“Preferimos mantener nuestra cultura y compartir nuestro modo de vivir tranquilo con nuestros visitantes”, añadió.
(Fuente: BBC).