El Día Internacional del Síndrome de Asperger se celebra el 18 de febrero de cada año. Esta fecha tiene como objetivo aumentar la conciencia y promover la comprensión sobre el Síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista (TEA) que afecta la interacción social, la comunicación y el comportamiento, pero generalmente no está asociado con retrasos cognitivos ni de lenguaje.
El Día Internacional del Síndrome de Asperger busca también sensibilizar a la sociedad sobre las dificultades que enfrentan las personas con este trastorno y promover la inclusión, el respeto y la aceptación en diversos ámbitos, como la educación, el trabajo y la vida cotidiana.
El Síndrome de Asperger recibe su nombre en honor al médico austríaco Hans Asperger, quien fue el primero en describir un patrón de comportamiento que hoy conocemos como el trastorno. En 1944, Asperger publicó un estudio en el que observaba a un grupo de niños con características como dificultad para relacionarse socialmente, intereses muy específicos y comportamientos repetitivos, pero sin problemas importantes de lenguaje o inteligencia. A este patrón le llamó «psicopatía autista» o «autismo de alto funcionamiento».
Aunque su trabajo fue inicialmente olvidado, en los años 80 y 90, las investigaciones sobre el autismo y el síndrome de Asperger comenzaron a ganar mayor reconocimiento, y eventualmente, el diagnóstico fue incluido en los manuales de salud mental como un trastorno distinto dentro del espectro autista.
Es importante mencionar que hoy en día el Síndrome de Asperger ya no se considera un diagnóstico separado, sino que se incluye dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Sin embargo, el término sigue siendo utilizado por muchas personas para describir su experiencia personal con este trastorno.