La música popular uruguaya ha salido del Río de la Plata para dejar su marca en escenarios y oídos de todo el mundo. Su identidad nace del cruce entre raíces africanas, europeas y criollas. ¿Cómo un país tan pequeño logró una huella tan sólida en el mapa musical global? La respuesta está en su autenticidad, su lírica comprometida y una fusión de géneros que rompió fronteras sin perder esencia.
Orígenes que construyen un lenguaje propio
La música popular uruguaya no puede entenderse sin el candombe, el tango y la milonga. Aunque comparten territorios con Argentina, Uruguay supo apropiarse de estos estilos y darles un sello propio. El candombe, con su base rítmica de tambores afrouruguayos, forma parte del ADN sonoro del país.
Otro pilar fundamental es el murguismo, género teatral-musical que florece cada carnaval con letras de crítica social, sátira política y poesía callejera. Esta costumbre se integró luego al repertorio más amplio de la canción popular.
La canción de autor como fuerza cultural
Durante los años sesenta y setenta surgió un movimiento fuerte de canción de autor, donde los compositores unían compromiso político con investigación estética. Nombres como Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Los Olimareños y José Carbajal «El Sabalero» fueron voces de resistencia durante tiempos de censura.
Su música viajaba en casetes clandestinos, cruzaba fronteras y encontraba eco en otros pueblos de América Latina. No solo hablaban del Uruguay; hablaban del trabajador, del exiliado, de la dignidad.
Artistas que abrieron camino fuera del país
El fenómeno no se detuvo con el retorno de la democracia. Al contrario, nuevas generaciones ampliaron el abanico estilístico y traspasaron fronteras. Algunos ejemplos:
- Jorge Drexler: Ganador del Oscar por “Al otro lado del río”, Drexler combina bossa nova, pop, electrónica y poesía. Su obra ha sido versionada por artistas de España, México, Argentina y EE. UU.
- El Cuarteto de Nos: Letras satíricas y estilo inclasificable. Su disco Raro marcó una nueva etapa que los catapultó a los escenarios latinoamericanos.
- Rubén Rada: Embajador del candombe-jazz, fusionó elementos afro con géneros internacionales. Tocó con músicos como Hermeto Pascoal y Milton Nascimento.
- No Te Va Gustar (NTVG): De garage rock a banda continental. Han llenado estadios en Argentina, Colombia y México.
Fusiones que enriquecen el panorama
La identidad uruguaya no es rígida. Los artistas combinan folklore con rock, electrónica, hip hop y reggae. Ejemplos notables:
- La Vela Puerca: Rock mestizo con raíces murguistas.
- Bajofondo: Colectivo liderado por Gustavo Santaolalla que reimagina el tango en clave electrónica, con participación de músicos uruguayos.
- Ana Prada y Samantha Navarro: Cantautoras que exploran feminismo, identidad y amor desde una lírica moderna y comprometida.
Murga y candombe como productos exportables
Lo que fue tradición barrial, hoy pisa escenarios internacionales. En Barcelona, Buenos Aires y Nueva York hay comparsas de candombe y murgas inspiradas en el formato uruguayo. Talleres, festivales y carnavales replican esta estética con respeto por sus raíces.
El fenómeno no es solo musical, también es performático y social. La murga lleva consigo formas de hablar, de vestir y de entender el humor político. Su expansión revela una necesidad de expresión que trasciende idiomas.
Influencia en otros géneros y culturas
La música popular uruguaya ha influido indirectamente en géneros de otros países:
- El pop español absorbió formas narrativas del cancionero uruguayo, especialmente en la obra de Drexler.
- Bandas latinoamericanas han incorporado ritmos de candombe en canciones de fusión y jazz.
- La nueva trova chilena y el rock argentino referencian a artistas como Zitarrosa y Viglietti como faros de resistencia cultural.
Factores que explican su expansión
- Diáspora cultural: Muchos músicos se exiliaron en dictadura. Su arte cruzó fronteras con ellos.
- Letras universales: Aunque nacen en lo local, sus canciones tocan emociones comunes: amor, injusticia, esperanza.
- Profesionalismo y experimentación: La calidad compositiva y la búsqueda constante de nuevos sonidos genera respeto en el ámbito internacional.
- Colaboraciones estratégicas: Artistas uruguayos participan en proyectos colectivos con músicos de renombre global.
Canciones que cruzaron el mapa
Algunas piezas nacidas en Uruguay se convirtieron en himnos fuera del país:
- “A desalambrar” – Daniel Viglietti
- “El violín de Becho” – Alfredo Zitarrosa
- “Al otro lado del río” – Jorge Drexler
- “Me ilusioné” – No Te Va Gustar
- “Yendo a la casa de Damián” – El Cuarteto de Nos
Estas canciones han sido versionadas, musicalizadas en películas y compartidas por millones.
La herencia que sigue creciendo
Lejos de estancarse, la música uruguaya continúa abriendo caminos. Nuevos artistas exploran temáticas urbanas, identidades queer, y problemáticas contemporáneas. Su raíz sigue viva, aunque se vista de sintetizadores, loops o beats digitales.
La globalización no borró su personalidad. Al contrario, la fortaleció. Uruguay, desde su esquina sur, proyecta una voz que no grita, pero resuena. Una voz que no busca masividad, pero la encuentra por su coherencia y calidad.
La música popular uruguaya no es una tendencia: es una forma de ver el mundo y contarlo con ritmo.