Nos imaginamos que a esta hora, Juan Pablo Terra (PDC), Michelini, Roballo (Por el Gobierno del Pueblo), José Pedro Cardozo (Lista 90), Enrique Erro (Unión Popular), Enrique Rodríguez (1001 – Partido Comunista), entre otros, candidatos e integrantes de aquella primera oferta electoral en las elecciones del 71, deberían estar sumamente preocupados en el lugar destacado que la historia les dio, por la renuncia presentada por Graciela Veppo al Frente Amplio, en la misma línea que Pertusatti y Añasco.
La misma, edil decimos, sostiene que el Frente Amplio no escuchó la otra campana por lo que renuncia a la mesa política pero no a la banca, una genial jugada política del Vamos Salto que primero contuvo a los tres ediles en cuestión, los protegió, los cuidó, los asesoró, y ahora les dice, a tomar otras decisiones a cuenta de favores concedidos.
Nada nuevo bajo el sol, a excepción de que los mencionados en las primeras líneas de esta nota, deberán preguntarse que Frente Amplio existe en Salto, a que o quien obedecen, y si en los tres casos. el contenido político, histórico y formados que en la izquierda se promulga, les habrá llegado a los tres ediles renunciantes.
Ahora bien, el escenario a plantearse en la Junta Departamental, es intrinicado, complicado, y si se acepta el término, sucio, ya que traidores al programa del Frente Amplio, denunciados ante la justicia por adulteración de facturas y haber usado y abusado de los dineros públicos, hoy son capaces de darle un poder poco creíble al partido que en los últimos cinco años, anteriores a la actual administración, procedieron al peor momento de Salto desde el retorno a la democracia, incluída la crisis del 2002.
Una vez más el debate en torno a las bancas. A esta señora no la votaron por llamarse Veppo, sino como integrante de una agrupación de la que ahora se aparta. Por ende, no tiene sentido que mantenga la banca. Pero claro, con la cultura del ventajismo, quién se lo hace entender.