Nos tocó en la vida pasar por todas. Todas. Vivir las mieles del éxito o comernos el pasto del fracaso.
Nunca nos mareamos en la cresta y nos asustamos mucho cuando llegamos al sub suelo.
Acusados de subjetivos. De tendenciosos. De desestabilizadores. De fracasados. De incapaces.
Una….una…una y otra vez salimos a pelearle a la vida. Algunas veces bien vestidos y otras con lo que había.
Eso si. Con dignidad siempre. Siempre.
No vinimos al mundo a pasar desapercibidos. Vinimos a dejar huella. Es lo que nos gusta. Nos alimenta. Escribiendo, hablando, haciendo casas o repartiendo leña. Dejando huella.
Hoy por manejar una situación policial fuimos objeto, otra vez, de un ataque político que no nos asusta… nos fortalece.
Acusados de los más bajos insultos que cualquier normal podría soportar.
No se nos ocurriría en la vida reirnos cuando nos toca la desgracia autoconvocada.
Uno no puede reirse cuando siendo gobierno se debe a empresas, empleados, proveedores, clientes. Uno no puede reirse. Sin embargo nos acostumbramos a verlo en la administración anterior. Reirse, fiestas, loby, juntadas, cuando se vivía la peor crisis de este departamento.
Y parece ser una regla. Hoy….y solo hoy, quien fue indagado por la policía por tema adoquines no la pasó mal sino, como muestra la foto, a carcajadas contó su verdad.
¿De que me río? de Janeiro dijo un amigo. Cuando la basura nos tapaba, los basureros eran normales, las calles se apagaban, la «caca» desbordaba y sus trabajadores no cobraban él hacía lo de siempre…..reírse…..de todos nosotros. De todos nosotr@s.
Daniel Caiazzo
