Una joven que vive en calle Oficial 1º número 1963, bario Ceibal Sur, cambió su vida de un momento a otro producto que, a la feliz noticia de ser madre por primera vez, se sumó la confirmación de que se trataba de trillizos.
Para María Gabriela Bello, afrontar esta nueva estructura familiar fue comenzar a pensar en las dificultades a futuro y la más inmediata fue la de pensar si el hogar ofrecía la confortabilidad necesaria para esos tres nuevos integrantes del núcleo familiar.
Por fortuna, una vez más, como tantas otras, la solidaridad del pueblo salteño se dio desde lo público, desde lo privado, desde los trabajadores y desde los propios vecinos.
El aporte de la Intendencia de Salto de 6.000 ladrillos, más aberturas, más tirantes, permitió comenzar a pensar en un nuevo espacio físico para todos con la confortabilidad como elemento básico.
SUMA DE PRIVADOS
Ese aporte de la administración departamental, fue un disparador para que empresas privadas se sumaran al aporte solidario de los materiales necesarios para la construcción de un lugar con espacio para los trillizos.
Pórtland, arena, varillas y todos los elementos necesarios para la construcción de nuevas habitaciones encaminaron el proyecto.
La cristalización del mismo se dio con el trabajo desinteresado de una cuadrilla de trabajadores de la construcción afiliados al sindicato, que dieron forma a ese arduo trabajo.
En las últimas horas se sumó además el aporte desinteresado de la comisión vecinal de barrio Ceibal, que a través de un curso de costura que se dicta en dicho lugar, y que logró conformar un costurero denominado “Hilos de Amor”.
Ese costurero tiene por habitual confeccionar ropa de bebé para chicos que nacen en el Hospital Regional Salto pero que en este caso también focalizó su aporte a la mamá de los trillizos.