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El Obispo de Salto, Monseñor Arturo Fajardo, reconoció en Quinto Elemento Radio que a pesar de la época en que vivimos y la modernización existente, aun hoy existen localidades del interior profundo en todas las regiones del país, que no tienen las mismas posibilidades en aspectos como acceso a la salud, caminería, y otros elementos que dificultan su convivencia.
Fajardo dijo esto a propósito de la recorrida en algunas de las congregaciones que pertenecen al obispado, cuya extensión territorial es muy grande, “hay pequeños pueblitos con caminos muy feos. Mellizos, por ejemplo, con caminos muy feos, no pasan ómnibus, y ese Uruguay profundo tiene menos posibilidades que otros. A veces en un país tan chico hay diferencias tan grandes en la salud, en acceso a la educación, yo que soy de campaña me siento muy cómodo en esos lugares pero no dejo de ver esa realidad de la centralización del Uruguay, a veces en la capital del país y a veces en la capital departamental”.
El Obispo mencionó que “en su momento se participó como iglesia en reuniones con todos los candidatos presidenciales. A falta de tan poco para que asuma un nuevo gobierno, en su momento entregamos los temas que en los lugares de las comunidades cristianas, hay un montón de proyectos de CAIF, de colegios, la prevención de consumo problemáticos que tiene proyectos en camino también y cuando uno ve las encuestas que preocupan como la educación, la seguridad, también forman parte de nuestras preocupación. La pobreza, que tiene cara de niño, mucho nos preocupa también”.
“Hay distintos tipos de pobreza”, dijo Fajardo, “los de la periferias de las ciudades, así como los del interior con el tema vivienda, abandono, soledad, falta de servicios. En Pueblo Fernández había un generador y hace poco se conectó a la electrificación. Las campañas de Salto y Artigas tiene muchos atrasos en localidades muy pequeñas en dos grandes extensiones. En Lavalleja hay 31 centros y recorrer todas me llevó a mi tres semanas”.
Fajardo reconoció estar en contra del aborto y la eutanasia aunque estableció que “uno a veces entiende que hay que mantener la vida a toda costa que se llama encarnecimiento terapeuta. Si no hay vuelta atrás y se sostiene una vida con mecanismos mecánicos, se podría desconectar porque eso además genera gastos económicos muy grandes. Nos hemos reunido con defensores de la ley de eutanasia, muchos piensas que los que estamos en contra estamos en la postura de defender la vida a toda costa. No hacer nada para que la persona muera pero si es natural el desenlace que se acompañe como corresponde”.